sábado, 9 de febrero de 2013

"Así sea con la tarjeta de crédito, pero ella entra a la universidad"


Por: Angelica Piedra Betancourt.

Todo comenzó el 30 de noviembre del 2012. Un día para celebrar, reír, recordar y hasta llorar; porque ese día fue mi grado de bachillerato, yo estaba feliz, dichosa y mentalmente dije: ¡Por fin lo logré! Cuando de pronto aparece un sujeto de cabello negro, de estatura alta, con voz gruesa y me dice: -¡Hija que vas a hacer a partir de hoy! Yo confundida no supe que decir en ese momento.
Pasaron algunos días, y yo en medio de la confusión que tenía en mi mente, comencé a hablar con mi papá y él me pregunta: -¿a ti que te gustaría estudiar? ¿Qué te llama la atención? Yo con esa confusión le di una respuesta maravillosa, una que él nunca se esperaba, la cual fue... “nada”. Él asombrado por tan maravillosa respuesta, me mira fijamente a los ojos y suelta una gran carcajada, porque no podía creer que a su hija de 16 años no le gustara hacer nada. Y exclamo: -¡Pero bueno, que se va a hacer
!
Un día llega mi padre a casa. Mi madre hacía el almuerzo. Yo en mi habitación chateando y viendo tele. A los 5 minutos se escuchó una melodiosa voz diciendo, ¡el almuerzo! Rápidamente pasamos a la mesa, en medio del almuerzo mi querido padre se dirige a mí con las siguientes palabras: ¿hija por qué no estudias Derecho? Pero yo en ese momento no le respondí. A la siguiente mañana me puse a pensar en lo que me preguntó mi padre, y a la final dije que sí. Cuando le dije la gran respuesta, me hizo otra profunda pregunta: -¿y por qué te gustaría estudiar Derecho? Y lo único que puede responder fue, "porque si".

Pasando una semana tomamos la decisión de inscribirme en la universidad. Yo estaba emocionada porque iba a entrar a la “U”, cuando mi padre dice que esa muchacha estaba muy joven, y que para qué iba a entrar todavía a la universidad. Yo me quedé callada y las cosas continuaron así. 


Al dia siguiente llené el formulario en línea del icetex para pagar mi carrera. Tenía que esperar tres días la respuesta, de si fue aprobado el crédito o no. Pasaron los tres días y yo muy entusiasmada por saber la repuesta, me dirigí a la página web para mirar los resultados, cuando veo ese APROBADO yo no sabía qué hacer. Salí corriendo a contárselo a mi mamá. Se me pusieron los pelos de punta. De pronto se nubla el cielo, llega una persona vestida de negro, me da escalofríos y me dice: -pero esto esta malo. Confundida sin saber quién era esa persona le pregunto -¿por qué?, y la persona responde: usted va para el primer semestre, y aquí dice que para el  décimo semestre. Me quedo paralizada, a mi madre le cambia el genio, mejor dicho, a todos nos cambia el ánimo. 


Cuando llamo al Icetex me dicen estas palabras que quedaron plasmadas en mi ser, "¡lo siento, ya no hay tiempo para solucionar el problema!" Me di por vencida, y mi padre exclama, "hija te quedaste sin estudio", pero mi madre replica: -¡como se le ocurre, así sea con la tarjeta de crédito, pero ella entra a la universidad!  Esa fue la última palabra.  


A la semana siguiente mi padre y yo fuimos a la universidad a pagar, cuando una pequeña frase me hizo pensar en voz baja que hasta aquí había llegado, "Saldo Insuficiente" fueron las palabras que aparecieron en la pantalla del computador, cuando la secretaria de tesorería dio click en “ENTER” después de digitar los números de la tarjeta de crédito de mi papá. Me sentí horrible y mentalmente dije: -ya no puedo entrar a la universidad en este semestre.  

En verdad que la entrada a la universidad estaba algo dramática, hasta el momento que la secretaria con alegría pronuncia: ¡pero señor puede utilizar la otra tarjeta! Mi padre sonrió, y lentamente la sacó de su billetera. No sabia lo que sentía en ese momento, no estaba segura si era risa nerviosa, o tal vez angustia de no poder entrar a estudiar. Cuando de pronto a los cinco minutos de ingresar los números de la tarjeta, aparece esa fantástica palabra, ¡APROBADO!

Pasaron algunos días, cuando estaba revisando el correo electrónico, llegó uno de la universidad, "su entrada es el día 4 de febrero del 2013". Emocionada  se lo conté a mis padres.

La mañana de febrero 4 de 2013, me levanté faltando 5 minutos para las 6. No sabía que ponerme. La hora de entrada era a las 7:00 a.m. Faltando 15 minutos para la hora crucial, mi madre me lleva a la universidad y una compañera me estaba esperando para entrar juntas. Entramos y no sabíamos que camino tomar. Así que nos fuimos para la cafetería y ahí nos encontramos con mas compañeros. Al rato llegó la secretaria y nos dijo: -el salón de ustedes es el numero 6, y todos nos desplazamos a ese salón. Era mi primer dia de clase en la universidad.

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